sábado, 15 de octubre de 2011

La Huida

Bandadas rapaces rodean el campo
Dan vueltas a nuestro alrededor
Enseñando sus fieros dientes
Gruñendo y jadeando infundiendo temor
Esperan el momento justo del ataque
clavando su mirada más feroz
Somos prisioneros de su hambre
de su perturbada ira, la más atroz.
Mirar a dónde, a quién, a qué
Buscando un resquicio de certidumbre
Una puerta hacia la débil luz
Un camino que nos lleve a la cumbre
Entre tinieblas como fugitivos
Salimos en completo sigilo
Sin murmullo ni el menor ruido
Con la feble esperanza en vilo
Quietas luciérnagas iluminan la vía
Como un candil desfalleciente
Las cigarras tocan escondidas
Una melodía de canción doliente
¿Habrá regreso alguna vez?
¿Habrá acaso un retorno al castillo de metal?
¿al aire puro del cielo abierto?
¿al cielo diáfano como cristal?
¿al agua límpida del arroyo?
¿a las risas del gentío?
¿al manso silencio del campo?
¿al calor intenso del estío?
Tan solo un buen deseo
Tan solo una tímida ambición
Decimos adiós, un quizás volvemos
Al recordado refugio
En donde quedo atrás
De nuestras vidas
Una gran proporción.